La fabricación aditiva está sujeta a diferentes cuestiones prácticas a considerar o legislar como la responsabilidad en caso de que el producto final provoque heridas al usuario o la protección de los derechos de propiedad intelectual. El Parlamento Europeo quiere estudiar estas consideraciones.

 

La previsión, según los cálculos de la Comisión Europea, es que en el año 2012, el mercado de la impresión 3D alcance los 9.640 millones de euros. Esto constituye, por tanto, una buena oportunidad para impulsar la producción local y estimular la comercialización mundial de diseños creativos, pero también plantea desafíos legales que deben ser abordados.

 

La comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo respaldó, el pasado 20 de junio, las recomendaciones para el sector de la impresión 3D, de la eurodiputada francesa Joëlle Bergeron, del grupo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa, recogidas en un informe no legislativo.

 

Bergeron explica que en caso de accidente se aplican las reglas generales sobre responsabilidad civil, que define la directiva de comercio electrónico. Sin embargo, cree que “debería considerarse la elaboración de un régimen específico de responsabilidad civil” para estos productos. “En caso de accidente, la responsabilidad por un producto defectuoso podría recaer en el creador o proveedor del archivo 3D, el productor de la impresora, el productor del software para la impresora 3D, el proveedor del material utilizado o la persona que crea el objeto, dependiendo del origen del defecto. La cadena de responsabilidades puede ser larga y compleja”, destaca la eurodiputada.

Según Bergeron, hasta ahora, no existe una jurisprudencia específica relacionada con las reglas de responsabilidad de terceros para un producto producido en 3D.

 

 

Sobre la propiedad intelectual

La democratización de la impresión 3D no genera actualmente grandes problemas de infracción de la ley de propiedad intelectual”, explica Bergeron. “La mayoría de los clientes y servicios de impresión en línea son profesionales, especialmente los servicios de alta tecnología de grandes empresas industriales o diseñadores, que utilizan esta técnica para la producción de prototipos u objetos en series limitadas, como parte de su actividad de innovación o creación”, añade.

Según la eurodiputada, el número de personas que reproducen una obra protegida por la ley de propiedad intelectual en plataformas de intercambio de archivos 3D es bajo. “El riesgo de falsificación afecta principalmente a obras de arte, pero deberíamos considerar futuros problemas de derechos de autor cuando la impresión 3D se vuelva industrial”, asegura.

 

El Parlamento Europeo votará el informe con las recomendaciones en la sesión plenaria del mes de julio.

Fuente: www.europarl.europa.eu

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